Conseguir más potencia sigue sin ser un reto. A no ser que se haga a la manera
Los motores turbo de 4 cilindros con arquitectura bóxer típica de
A ello se añade la típica curva de motor de altas revoluciones de un deportivo. En suma: presión y régimen de revoluciones elevados, con una buena dosis de potencia. Así, cada trayecto se convierte en un evento deportivo, sin importar la velocidad.
Por supuesto, el característico centro de gravedad bajo y central del vehículo, que desde siempre ha dotado de una gran agilidad a los modelos
Los modelos de entrada incorporan un motor bóxer turbo de 2,0 litros con inyección directa de gasolina (DFI), VarioCam Plus y lubricación por cárter seco integrada. Desarrolla 220 kW (300 CV) a 6.500 rpm. Par motor máximo: 380 Nm. Gracias a la sobrealimentación, se alcanzan ya las 1.950 rpm y hasta las 4.500 rpm. Con el cambio
Los modelos S extraen su fuerza de una cilindrada de 2,5 litros. El resultado es una potencia de 257 kW (350 CV) a 6.500 rpm. El par motor máximo de 420 Nm está disponible en un impresionante margen de par motor de entre 1.900 y 4.500 rpm. Además, utiliza un turbocompresor de geometría variable (VTG), como el 911